sábado, 26 de octubre de 2013

Arcángel


Gracias por tus alas dulces y tu fortaleza desarmada.
Por tus labios tristes de besarme a ciegas,
sin que yo te vea, sin que tú me sientas.
Gracias por el soplo de un poema alegre,
que me dice siempre cuánto amor me tienes.
Gracias por mirarme acertadamente;
con ojos profundos, cual cielo, cual muerte,
cual vida que vuelve a latir,
porque en ti el valor de SER regresa a mi mente.
Y me sé amada, aunque nunca sepa lo que eso sea.
Y me sé escuchada, aunque nunca pueda decírtelo todo,
porque todo guardo, porque todo pesa.
Pesa sobre todo este amor ya hueco,
este amor desierto, este amor incierto.
Gracias a mi Dios que te hizo muro donde caminar,
que te dio paredes para sostenerme,
y te dio existencia para que te encuentre,
y así, pueda dar un paso firme hacia la morada de tus brazos fuertes,
que son mi refugio, mi vida, mi vacío de mí, mi existencia plena.
Pues sólo en ti la dicha de saberme tuya
es soplo de vida.
Y existo.
Aunque nunca sea lo que nunca fui,
lo que no he de ser, lo que aún no soy,
ante tu mirada SOY…
                                 simplemente amor.