viernes, 28 de julio de 2017

Sumergirme en Ti



Sumergirme en Ti.
Dudarlo primero,
atreverme luego.
Vaciar mis temores en la piel desnuda
dispuesta al encuentro.
El primer contacto es escalofrío,
casi un lamento.
Más ya, dado el paso,
dejo que tu aliento frío
cubra la entereza de mi juicio entero.
El cuerpo,
descubierto en su ligereza,
se entrega por completo
y nado, nado, nado
como si al hacerlo me volviera
espejo de los miles besos
con que me has cubierto.
Soy gota contigo y eres Tú mi mar.
Somos alegre dulzura,
embriagante dicha.
Eres agua viva que cubre,
traspasa, eleva y sumerge.
Mueves cada fibra y sin resistirme
a flote emergen mis penas
y, aunque no lo quiero,
el llanto me cubre,
me convierto en agua.
Mi vida completa sale de mis venas
y es ya imposible distinguir
el dolor oculto,
porque en cada lágrima
también hay alivio.
Te lloro y te río.
Me río y me lloro.
Y nado, nado, nado
hacia tu mirada,
dentro de tu cuerpo,
con mi corazón.  

jueves, 6 de julio de 2017

Mirarte



Extraño tiempo...
lleno de distancias y formas y registros.
Extraño tiempo encharcado
en pendientes sin fin y sin sentido.
Extraña soy en este tiempo
que corre sin mi alma,
me deja atrás ya sin aliento
ni fuerza ni ganas de seguir.

En este extrañarme disimuladamente busco,
el mínimo minuto que pueda detenerme.
Bajarme de este tren que todo lo atropella.
Buscar mirarte.
Robarle segundos a las horas,
Minutos si se puede.
¡Que pobre soy, si hay días que ni un segundo tengo!

Y este extraño tiempo es verdugo,
aliado de los egos eficientes, efectivos.
Nada de eso soy y Tú lo sabes.
Tan sólo soy un nido vacío de esperanza
que –no logro explicarlo- eres capaz de amar.
Amarme a mí.
Tu hija perdida en los segundos de la nada,
Con nada que ofrecer. Sin todo que ganar.

Por eso, lo confieso, le robo segundos a las horas,
Y busco perderme en tu mirada.
Mirarte en el cielo que tengo por refugio.
Mirarte en la luna que asoma su extrañeza
por vernos tan deprisa,
ansiosos por llegar a ningún lado.
Mirarte a ratitos, es ese mi gran crimen,
hurtarle a las horas instantes para verte.
Para sentirte cerca y recordar que eres y que estás
aunque lo crea incierto.

Estás y eres porque en mis venas vives.
Porque de Ti respiro y por Ti muero.
Porque lo eres todo y aun así
no logro romper el ritmo de este tiempo
en el que vivo atada y que te niega siempre.

Confieso que robo segundos a las horas
en vez de darte todo, incapaz de escapar
de este extraño tiempo que todo lo consume.
Prisionera de mí y mis apuros.

Te pido tu perdón y pido me ayudes a encontrarte
en este constante caminar por tierra de Babel,
en el que todos pisan piedra
creyendo que suben hacia el cielo,
y yo junto con ellos consumo mi existir
en este ahogante escalar que lleva a ningún lado.

Por eso, suplico que así como te miro, me mires Tú.
Pues es en ese encuentro de segundos
donde brilla mi fe y mi esperanza eterna.
Es ahí, en ese espacio de silencio
donde la vida vuelve y yo soy niña de tu ojos,
la caricia sutil de dulce aliento
con que brindas tu amor a manos llenas;
donde te doy mi ser a corazón abierto.