Extraño tiempo...
lleno de
distancias y formas y registros.
Extraño tiempo
encharcado
en pendientes
sin fin y sin sentido.
Extraña soy en
este tiempo
que corre sin mi
alma,
me deja atrás ya
sin aliento
ni fuerza ni
ganas de seguir.
En este
extrañarme disimuladamente busco,
el mínimo minuto
que pueda detenerme.
Bajarme de este
tren que todo lo atropella.
Buscar mirarte.
Robarle segundos
a las horas,
Minutos si se
puede.
¡Que pobre soy,
si hay días que ni un segundo tengo!
Y este extraño
tiempo es verdugo,
aliado de los
egos eficientes, efectivos.
Nada de eso soy
y Tú lo sabes.
Tan sólo soy un
nido vacío de esperanza
que –no logro
explicarlo- eres capaz de amar.
Amarme a mí.
Tu hija perdida
en los segundos de la nada,
Con nada que
ofrecer. Sin todo que ganar.
Por eso, lo
confieso, le robo segundos a las horas,
Y busco perderme
en tu mirada.
Mirarte en el
cielo que tengo por refugio.
Mirarte en la
luna que asoma su extrañeza
por vernos tan
deprisa,
ansiosos por
llegar a ningún lado.
Mirarte a
ratitos, es ese mi gran crimen,
hurtarle a las
horas instantes para verte.
Para sentirte
cerca y recordar que eres y que estás
aunque lo crea
incierto.
Estás y eres
porque en mis venas vives.
Porque de Ti
respiro y por Ti muero.
Porque lo eres
todo y aun así
no logro romper
el ritmo de este tiempo
en el que vivo
atada y que te niega siempre.
Confieso que
robo segundos a las horas
en vez de darte
todo, incapaz de escapar
de este extraño
tiempo que todo lo consume.
Prisionera de mí
y mis apuros.
Te pido tu
perdón y pido me ayudes a encontrarte
en este
constante caminar por tierra de Babel,
en el que todos
pisan piedra
creyendo que
suben hacia el cielo,
y yo junto con
ellos consumo mi existir
en este ahogante
escalar que lleva a ningún lado.
Por eso, suplico
que así como te miro, me mires Tú.
Pues es en ese
encuentro de segundos
donde brilla mi
fe y mi esperanza eterna.
Es ahí, en ese
espacio de silencio
donde la vida
vuelve y yo soy niña de tu ojos,
la caricia sutil
de dulce aliento
con que brindas
tu amor a manos llenas;
donde te doy mi
ser a corazón abierto.
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