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Judas vio que su ejército se
desintegraba en el preciso momento en que el combate les venía encima; quedó
consternado, pues ya no tenía tiempo para reunir a los fugitivos. A pesar de
eso, dijo a los que se habían quedado con él: «¡De pie! ¡Ataquemos a nuestros
enemigos y veamos si podemos vencerlos!» Sus compañeros trataron de disuadirlo,
diciéndole: «Por ahora lo único que podemos hacer es salvar nuestras vidas. Volveremos
luego a reemprender la lucha junto con nuestros hermanos, pues en realidad
somos muy pocos». Judas les respondió: «¡Nunca haré eso, líbreme Dios de huir
frente a ellos! Si ha llegado nuestra hora, muramos como valientes por nuestros
hermanos, pero no hagamos algo que pueda mancillar nuestro honor».” 1 Mac 9, 7
a 10
Son demasiadas las veces que
nuestro deseo de ser vistos como personas íntegras, capaces y valientes, o
simplemente “buenas personas” nos lleva a soportar, tolerar, permitir y
participar en conflictos que no vamos a ganar.
A veces necesitamos reconocer que
hoy no puedo con algo. Eso no nos hace menos capaces ni menos valientes. A
veces necesitamos huir, y con huir no hablo de cegarnos a la realidad de
nuestra existencia, meternos en la cama, tirarnos en el sofá, o salir de fiesta
buscando evitar el dolor. Estoy hablando de verdaderamente aceptar: hoy no
puedo. Retirarnos de la situación e ir a buscar lo que realmente pueda
brindarte fuerza, capacidad, resultados. Eso no es rendirse, eso es luchar por
tu vida.
Judas debió retirarse, reunir a sus
hombres y fortalecer a su ejército. Eso implica trabajo, disciplina, esfuerzo.
Es ahí donde radica el honor. Lamentablemente Judas Macabeos no alcanzó a darse
cuenta porque el honor para él ya se había convertido en algo que proyectar a
otros. El prestigio lo antecedía y decidió salvar ese “honor” en lugar de
verdaderamente luchar por su vida y la de quienes luchaban a su lado.
Toda recuperación y mejora implica
quitar el ego de en medio y hacer el trabajo que realmente tienes que hacer. No
hay recuperación que suceda mágicamente y no hay honor que valga cuando el
camino es “matarse por demostrar que puedo”. A veces, mejorar es decir “hoy no
puedo”, y retirarte a hacer lo que necesitas hacer, no lo que quieres ni lo que
tienes ganas de hacer.
Hoy me topé con esta cita que creo
lo resume muy bien:
“No se trata de evitar el dolor,
porque el dolor es inevitable, se trata de escoger las consecuencias.” Maurice Maeterlink
Jesús, ayúdanos a aceptar nuestra
cruz, nuestras deficiencias, nuestras imposibilidades, y una vez aceptadas,
permítenos buscar la mejor manera de superarlas, conscientes de que no es una espera sino acción. Danos Señor la humildad para ser dóciles a tu voz y a las exigencias de la situación. Te amo.