jueves, 25 de junio de 2015

Abro mis ojos a tu nombre



Abro mis ojos a tu nombre
que pronuncio con tímido temor,
pero sin miedo,
pues nunca creí fuera posible
temer a quien se ama
amar lo que se teme,
y tener la certeza
de estar segura
en unos brazos que jamás sostienen.

Más el misterio del temblor
que me provocas
lo llevo a flor de piel
y me soporta cual columna
y raíz de mi existencia.

De modo que abro mis ojos a tu nombre
y me levanto con ánimos de andar
caminos desiertos de tus besos,
caminos ausentes de tu aliento,
más no de tu presencia
que siempre me acompaña
como el latir en sangre de dos almas
que no son pero existen,
igual que existe la distancia.

Abro mis ojos a tu nombre
y veo el horizonte cual promesa
total e inalcanzable.
Como nubes bañadas
de un sol que se levanta.
Como rayos de adiós y bienvenida
a una nueva obscuridad.
Como colores matizados que se funden
en todos los suspiros emitidos
para llegar por fin al rostro amado
cual brisa suave en alas de oración.

Abro mis ojos a tu nombre
y ciega de ti, recupero la fe perdida
y vuelvo a ver mi vida reflejada
en tu voz, suave aleluya que me lleva
al encuentro de esta infinita
y muy pequeña alegría,
deseosa de crecer en tu existencia y
en el saber que amarte ha de bastar.

No hay comentarios: