domingo, 24 de noviembre de 2013
Anhelo
Helo aquí,
un vacío que te parte en dos
con coraje, con indiferencia,
con el cuchillo mortal de la tristeza
que desgarra el deseo y te hunde en un sol
que no vuelve a salir, pero quema.
Helo aquí,
un silencio que aniquila el alma.
Carnívoro con disfraz de cordero.
Aullidos de víctima-verdugo.
Alma en un grito, incapaz de mostrarse
y vivir cual suspiro.
Helo aquí,
un espacio que pide se despeje.
un cúmulo de sueños que al verse descubiertos
en su verdad humana, histórica y latente,
se muestran con garras y con dientes
con piedras en las manos,
con deseos de muerte.
Helo aquí,
ángel caído, ego enamorado de sí mismo,
fantasma de un hombre,
del padre que no es,
del hijo que aún llora su capricho,
y castiga y lastima,
agonizante en la vida cómoda y segura
de quien ha cortado las alas de su ser.
Helo aquí,
reflejo de mi existencia que ya no puede desear
porque desear es suicidio.
Que no sabe recorrer el camino de regreso.
Ni sabe decir adiós al Dios que ha permitido
tanto, tantísimo dolor
en esta dimensión de tan poco, poquísimo espacio.
Helo aquí,
hundido sinsentido de ser lo que no puedo ser,
de vivir lo que no puedo vivir,
de respirar el aire que no es aire,
de bautizarme en el agua que no es agua
y de beber la sangre que no es vino,
pero que es y existe en mí,
y reclama una existencia imposible
cual tigre con alma encarcelada.
Helo aquí,
Mi anhelo, mi vida, mi nunca más amor mío,
mi promesa de te amaré por siempre,
por siempre,
por siempre…
Dios mío.
Helo aquí.
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