lunes, 25 de enero de 2016

Reclama el Reino



“Nunca nadie le muestre su amor,
nadie se apiade de sus huérfanos…
[…] Se olvidó de actuar con amor;
Persiguió al pobre, al desdichado,
al de abatido corazón para matarlo;
amó la maldición, sobre él recaiga,
no quiso bendición: que de él se aleje.”
Salmo 109, 12, 16 y 17.

Señor, Amor, mi Bien,
líbrame de la maldición
de este odio incrustado
cual espada en lo más profundo
de mi alma hecha piedra.

Reclama con ello el reino de mi espíritu
y convierte la inusual frialdad de mi ser
en llameante espada de lucha,
pluma de alabanza y gloria,
y alas de papel
que cual paloma mensajera de amor,
llene los cielos de confianza
y vuele a horizontes de paz.

Así sea.

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