¿Quieres morirte? Lo comprendo. De verdad lo comprendo. Yo también me he querido morir muchas veces. Y no como solemos decirlo cuando cometes una burrada: “¡Qué oso! ¡Trágame tierra, me quiero morir!” O cuando estás muy triste: ¡Me quiero morir! No. Las imágenes que llegan a la mente son… Realmente me he querido morir.
No voy
a intentar convencerte de que lo que te digo es verdad. No voy perder tiempo
describiendo lo que siento y pienso en momentos así. Cada quien tiene sus
imágenes y tormentas. Contarte las mías no reducirán ni validarán las tuyas.
Existen, y tú lo sabes, y yo lo sé.
Hoy quiero
contarte la historia de otra persona que, como tú y yo, ha querido morirse, pero
que es un sobreviviente. Y quiero contártela porque si estás leyendo este texto
quiere decir que, aunque quieres morirte, sabes que la muerte no es una
solución, y lo que buscas es algo que te ayude a encontrar una solución a todo
esto que te pasa y te empieza a convencer de que morir puede ser la única salida.
Te voy
a contar lo que escuché a Jim Jefferies decir en su último especial en Netflix:
“This is me now” (Este soy yo ahora). Jefferies es un comediante australiano, famoso
por una pieza sobre el control de armas en Estados Unidos, y que hoy en día
cuenta con un programa en Comedy Central (un canal de comedia) sobre sátira política.
De ninguna manera te voy a decir que sea un ejemplo a seguir. No lo es. Escuchar
sus comentarios no siempre es agradable. Como todo artista, lo que ves en sus
shows es más una imagen del personaje que ha creado, que su persona. Aunque, en
la comedia, mucho del personaje es una exageración de la persona. El caso es
que bastante de lo que dice puede ser grosero, misógino, absurdo y grotesco.
Pero detrás de todo siempre hay algo interesante y que de manera muy astuta se
convierte en una crítica. Y toda crítica puede ayudarnos a mejorar algo. No nos
cerremos a la crítica.
Bien, pues
ya a punto de concluir su show “This is me now”, Jim Jefferies, habló de la depresión.
Dijo que siempre, en todo acto, abre un espacio para hablar sobre la depresión.
Debo aclarar, sin embargo, que no todo lo transcribo tal cual, me guío sobre
todo por mi memoria, así que palabras más, palabras menos, esto fue lo que dijo:
La
depresión ha jugado un papel relevante en mi vida. De alguna manera, ha
controlado mi vida. Y no sólo yo he sufrido depresión, también mi padre. Pero ahora
que llegué a mis 40s, las cosas han mejorado un poco, y esto ha sido porque
hablé con mi padre, que tiene 76 años, y le pregunté: “Papá, ¿cómo es que ya no
te deprimes?” Y él respondió algo así como: “Pues, ¿qué le vamos a hacer?”
Sus
palabras movieron un interruptor en mi cerebro. Porque yo desperdicié mis 20s y 30s
sufriendo depresión. Mis mejores años los pasé deprimido. Así que lo que me
dijo mi padre fue muy alentador para mí.
Para
entonces, Jeff ya estaba de cuclillas, a la orilla del escenario como si nos
estuviera contando un secreto, hizo una pausa y dijo: La única razón por la que
estamos deprimidos en nuestros 20s, 30s, y 40s, los mejores años de la vida, es
porque tenemos “esperanza”.
La
carcajada no se dejó esperar. Continuó: Piensas que algo mejor va a llegar.
Crees que lo vas a lograr, crees que algo grandioso sucederá. Y quieres lograrlo,
tener lo que la vida ofrece. ¿Qué tal si no conozco a la mujer de mis sueños?
¿Qué tal si no logro la carrera que yo quería? Y cuando estás viejo, te dices:
¡Ja! Nada de eso sucedió. Y entonces, ya sólo eres feliz porque estás vivo.
Por favor, no interpretes esto como falta de esperanza. Es justo lo contrario. A veces necesitamos vencernos antes de salir a flote. Sigue leyendo.
Por favor, no interpretes esto como falta de esperanza. Es justo lo contrario. A veces necesitamos vencernos antes de salir a flote. Sigue leyendo.
Nos
platicó algo que a toda persona que ha pasado por depresión clínica le da
vergüenza confesar: En mis 20s, yo pasé semanas en mi cama sin poder levantarme
y diciéndome que no quería vivir, pero… ¿Saben
quién no hace eso? Una persona de 90 años. Yo solía decir: no puedo levantarme.
Pero una persona de 90, se levanta con los manos en el aire y grita: ¡Me
levanté! ¡Lo hice otra vez!
La
enseñanza, el interruptor que se encendió en su cerebro, y el mío, es simple y
hermoso: Así que, si estás deprimido y quieres morirte, lo único que necesitas
hacer es SOBREVIVIR a tu depresión. En inglés se dice: “OUTLIVE” que en
realidad significa algo así como vivir más que, en este caso, tu depresión.
Vivir por más tiempo, mantenerte con vida más allá de los límites del “me
quiero morir”.
Dicho más simple, aunque quieras morirte y se presente la muerte cómo la única opción: ¡Detente! ¡Sigue vivo!
Dicho más simple, aunque quieras morirte y se presente la muerte cómo la única opción: ¡Detente! ¡Sigue vivo!
Dijo
más: Lo que necesitas es sobrevivir a tu depresión, y ACEPTAR… no, la palabra
que utilizó es “EMBRACE” que quiere decir ABRAZAR… así que no es sólo aceptar,
sino “abrazar”, que implica reconocer, apoyar, amar las cosas que te hacen “raro”.
Quiero decirte que, efectivamente, si te sientes incomprendido y solo es porque tal y como te lo imaginas, eres raro. Pero eso no es malo, como nos han hecho creer. Eso es genial pero necesitas darte tiempo, es decir, seguir vivo, para descubrirlo. Hay algo genial en tí que aún estás por descubrir.
Quiero decirte que, efectivamente, si te sientes incomprendido y solo es porque tal y como te lo imaginas, eres raro. Pero eso no es malo, como nos han hecho creer. Eso es genial pero necesitas darte tiempo, es decir, seguir vivo, para descubrirlo. Hay algo genial en tí que aún estás por descubrir.
Jeff Jefferies terminó
su acto hablando de una de esas cosas que lo hacen “raro”: Me gusta tomar cosas
que son pequeñas e imaginar que soy un gigante. Las cajas pequeñas de cereal, por
ejemplo, esas que sólo tienen una porción individual, me gusta tomarlas en mi
mano y decir, esta es una caja de tamaño regular, pero yo soy un ¡gigante! Y
así… habló de las muchas veces es que se ha comportado como todo un niño de 40
años imaginando que es un gigante.
Y
mira, ese simple acto que nos cuenta es absurdo, y escucharlo y verlo realmente
te hace reír por lo ridículo y raro que es que un hombre de 40 años sea tan
infantil como imaginar que es gigante, pero ese es el mensaje precisamente:
¡Somos gigantes! Y la mejor manera de darnos cuenta es siendo unos niños capaces
de jugar y reír, y teniendo la sabiduría de un anciano, que ya ha vivido su
vida y que sabe que lo único que importa es estar vivo. Quizá no somos ni lo uno ni lo otro, pero tenemos la capacidad de serlo si así lo decidimos, lo intentamos y lo practicamos. Y entre decidirlo, intentarlo y hacerlo una y otra y otra vez, nos daremos cuenta de que mucho de lo que esperamos de la
vida son pequeñeces a lado de simplemente estar vivo, porque si estás vivo,
puedes aprender a disfrutar las pequeñas cosas de la vida. Y eso, justo ahora que te quieres morir, no te brinda mucha luz, pero no me creas, que te parece si hoy decidies "no morirte" para vivir y comprobarlo poco a poco tú.
Así
que, por favor, no te mueras. Toma en cuenta que Jim Jefferies no te ofrece una
solución total, no nos dice que existe una “cura”, y no promete que todo va a
salir tal y como quieres. Pero te está hablando con la verdad: es difícil, pero
las cosas mejoran, lo único que necesitas hacer es seguir vivo. Seguir con vida
te convierte en un SOBREVIVIENTE, y, sobrevivir a una enfermedad mortal es GANAR. La depresión y otros trastornos emocionales son mortales. No son un capricho, ni falta de ganas, ni flojera, ni desánimo, ni pesimismo. Así que no te mueras: ¡Vamos a
ganarles! Ese es nuestro triunfo: ¡Vivir!
Y ya
sé que un montón de personas te van a decir que es absurdo que quieras morirte.
Y van a darte un montón de razones para que estés vivo. Y te harán sentir el ser
humano más egoísta, estúpido, mala onda y desgraciado porque no le encuentras sentido
a la existencia, y sólo piensas en ti y en dejar de sufrir. Y no sólo las voces
externas te atormentan. Las tuyas, las que tienes en tu cabeza y te hablan del
nulo valor que tiene tu existencia y de lo mejor que el mundo sería sin ti. Esas
también ignóralas. No las escuches: ¡eres un gigante! Ve y cómprate una cajita
de cereal y di: ¡soy un gigante! Y ríete, porque no es cierto, y al mismo tiempo, lo es.
Tu
lucha, la mía, la de todos nosotros los que vivimos un trastorno mental, una enfermedad
del alma, implica, entre otras cosas, llenar nuestra vida de pequeños pero
grandiosos triunfos. Y el triunfo mayor ES estar vivo. Así que ignora todas las
voces, las internas y las externas, y mantente con vida. Enfoca tu vista a los
pequeños detalles de tu existencia y reconoce el gigante que hay en ti.
Además,
y por favor lee con atención: TE NECESITAMOS. Los que estamos en esta lucha te
necesitamos. Cada que “no te mueres” nos das el valor de decir: VOY A SEGUIR.
Cada que sabemos que sufres, sabemos que no estamos solos y te haremos saber
que no estás solo tampoco. Nadie pretenderá luchar por ti, pero todos lucharemos
juntos. Cada quien en su vida, cada quien en su ámbito y con sus broncas y
realidades. Todos nosotros, los que hemos querido o queremos morir, sabemos que
no es tan simple como un “échale ganas”, pero juntos no tiene que ser tan
complicado como un “tienes que ser feliz”.
Considera
también que la lucha empieza cuando te das por vencido: Aceptar que tienes un
mal y que lo único que se tiene que hacer es atravesarlo, es decir, mantenerte
con vida. Dejemos juntos de esperar algo grandioso: ¡Ya somos gigantes y estamos
vivos!
Así
que, por favor, si quieres morirte habla con alguien, y empieza tu búsqueda. No
siempre es fácil encontrar a quien te ayude, pero tampoco es imposible. Infórmate
y si necesitas medicamento, tómalo. El medicamento “no cambia quién eres”, el
medicamento te ayuda a estar mejor para ser quien eres. Y como toda lucha, quizá
tengas que buscar aquí y allá. Y te vas a topar con toda clase de “maltratos” de
los proveedores de la atención médica, y toda clase de críticas, pero eso le
sucede a todos los que enfrentan una problemática de salud. Y lo nuestro no es
una problemática de salud. Así que recuerda: ¡Eres un gigante y
estás vivo! Eso es ganar. Vamos a ganarle a la depresión y todo trastorno que
quiera convencernos de lo contrario. ¡SOMOS GIGANTES Y ESTAMOS VIVOS!
En Saltillo, Coahuila: Si estás en plena crisis, este el el numero del Centro de Salud Mental de Saltillo en el que puedes buscar ayuda:
01 800
822 3737
(Número obtenido de una nota del periódico Vanguardia en la que advertían sobre un número falso que se divulgaba a través de redes sociales. Lo ves, hay toda clase de obstáculos.)
En esta página de la Universidad Autónoma Metropolitana hay muchos números y links que pudieran ayudarte en caso de que necesites orientación y ayuda. Dale click al logo:
Tengo un Trastorno Mental
es un grupo cerrado de Facebook en el que personas que estamos en esta
lucha nos apoyamos mutuamente. Para visitarlo dale click al link:
Dios nos bendice.
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