Photo by Daniel Sandvik on Unsplash |
“José, hijo de Zacarías, y Azarías,
jefe del ejército, se informaron de todo lo que habían hecho Judas y Jonatán en el territorio de Galaad y su hermano Simón que sitiaba Tolemaida en Galilea, de sus actos de heroísmo y de sus combates. Entonces dijeron: 'Hagámosnos célebres también nosotros, vayamos a atacar a los paganos que nos rodean'." 1 Mac 5, 55 a 57
El resultado de su búsqueda de fama
fue la muerte. Perdieron la batalla que buscaron, se dieron a la fuga, los
persiguieron y ejecutaron.
“Fue una gran derrota para el pueblo,
y esto, por no haber escuchado a Judas y a sus hermanos. Quisieron dársela de
valientes, pero no eran de esos hombres a los que se les concedió salva a
Israel.” 1 Mac 5, 61
Hoy en día, nuestra sociedad pierde
mucho precisamente porque un gran peso de nuestras motivaciones tiene que ver
con la fama, el dinero, el puesto social que ocupamos. ¿Queremos ser grandes,
reconocidos, amados? Sigamos a los grandes, a los reconocidos y a los amados.
Gente como Judas Macabeos, como Jesús, como la Madre Teresa de Calcula, Don
Bosco, Martin Luther King Jr., Gandhi, Bill Gates, o alguien más cercano, un
maestro o una maestra de la primaria que nos enseñó el valor de aprender, o un
amigo que siempre está ahí cuando lo necesitas.
Ellos son los grandes, no porque sean
famosos sino porque vivieron y trabajaron para un propósito de servicio, de
justicia, de amor, de entrega.
Todo esfuerzo que no incluya estos fines,
no dará fruto. Incluso si se llega a ser famoso o a tener dinero, será fama
vacía y dinero gastado, no invertido.
Señor nuestro, que nuestros esfuerzos
busquen tus fines, y que, si hemos de justificar nuestros actos, sea a través
de tu Palabra y tu Verdad. Te lo pedimos en nombre de Jesucristo, ejemplo de
vida, de sacrificio y entrega desmedida, primer ejemplo a seguir, único camino
de salvación, y completa ternura.
Te Amo.