sábado, 5 de octubre de 2019

No hay paz sin justicia



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“«Hagamos la paz con estos hombres, hagamos las paces con ellos y con todo su pueblo. Permitámosles que vivan según sus costumbres como antes, pues fue justamente a causa de esas costumbres, que nosotros suprimimos, que ellos se rebelaron y llegaron hasta esto.»” 1 Mac 6, 58 y 59

Pero resulta, que: “El rey y los generales se comprometieron bajo juramento y los sitiados salieron de la fortaleza. Pero cuando el rey entró en el cerro Sión y vio la inexpugnabilidad de esa plaza, faltó al juramento que había prestado y dio órdenes de destruir toda la muralla.” 1 Mac 6, 61 y 62

“No hay paz sin justicia ni justicia sin perdón.” Ese fue el mensaje de Juan Pablo II en el 2002, para la celebración de la XXXV Jornada Mundial de la Paz. (1)

Juan Pablo II, sin duda, tiene razón. El perdón es fundamental. Y, sin embargo, mi interés nunca ha sido solamente identificar lo que se necesita para lograr algo, sino cómo se obtiene eso que se necesita. Me explico. Muchas veces me han dicho cosas como: “tienes que ser feliz”, “tienes que perdonar”, “tienes que pensar positivo”, como si se tratara de elegir un vaso de agua de limón o de naranja. Sólo lo decides y ya.

Y quizá hay quienes así son: deciden ser felices y ¡ya! Mil felicidades si ese es tu caso. Pero yo… yo he necesitado encontrar estrategias, medios, terapias, ayudas, procesos que me lleven a transformar una idea debilitante –que tú llamarías negativa- a una verdad con sentido –que tú llamarías idea positiva, aunque quizá no… porque lo que yo defino como verdad con sentido no niega la negatividad de una realidad, sino le da dirección al trabajo y busca el fin posible, no la fantasía irreal, deseable y bonita.

Pero eso es largo de explicar. Lo que quiero  que decirte ya lo dijo mucho mejor y muy claramente Eulogio López, director de www.hispanidad.com, quien agregó una tercera afirmación: No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón, “y no hay perdón sin arrepentimiento”.

Les dejo al final de este texto el video para que escuchen de viva voz lo que Eulogio López nos explica, creo yo, tan acertadamente (dura 3 minutos): 

Perdonar a alguien no debe ni puede implicar que las cosas sigan igual. Si alguien te lastimó, es bueno perdonarles, pero no es bueno quedarte a que sigan lastimándote. Si esa persona no está arrepentida, no va a hacer nada por cambiar la situación y volverá a lastimarte una y otra y otra y otra vez.

A Jesús le preguntaron en una ocasión: ¿Cuántas veces debo perdonar? “Setenta veces siete”, aseguró (Mt 18,22). 

Pero esas 70 veces 7, son para ti, son para que tú perdones y para que alivies tu dolor. Es un trabajo que harás mucho en soledad, en la pena, en el llanto, en el desamparo. Ese perdón ayudará a tu transformación. Pero no es para que te quedes a que te sigan lastimando. ¿Me explico?

Cuando yo le pregunté a Jesús si debería regresar con personas que me han lastimado, lo imaginé verme a los ojos y decirme: 

“Amida, yo sólo me sacrifiqué una vez. No viví ese martirio 490 veces. Las 490 veces de mi perdón, y te aseguro que han sido muchísimas más, las vivo en el recuerdo de mi propio sufrimiento y la convicción de que no quiero que nadie pase por eso. Por eso lo viví yo, y por eso no busqué venganza ni que mis verdugos pasaran por lo mismo. Eso no implicó callar mi Espíritu, pero tampoco se trató de someterme a un sufrimiento eterno. Te pido que no vuelvas a someterte al dolor y mejor busques ayudar a otros a atravesar su propio sufrimiento. Ellos, quienes te ignoraron, te lastimaron, te hicieron a un lado, tendrán que arrepentirse para cambiar, pero no lo harán si tú te conviertes en su chivo expiatorio y les permites lavase las manos con tus debilidades y defectos una y otra y otra y otra vez. Y te aseguro esto: no están arrepentidos porque desde su visión: tú estás mal, sólo tú, nadie más que tú. Considera además que quien se ha arrepentido se acerca a ti y busca sanar la relación. Se muestra dispuesto/a a escuchar y modificar actitudes que los beneficie a ambos.  No hace falta que vayas a buscarle ni que lo/a intentes convencer de que vale la pena relacionarse de una manera diferente. Si tienes que rogar para que te ayuden, mejor busca ayuda en otro lado.”

Jesús, gracias por tus palabras, tu guía y tu ayuda. Bendito eres por siempre. Te amo.



(1) Juan Pablo II. (2002, enero 1). La Santa Sede. Vaticano. Juan Pablo II. Mensajes. Jornada de la paz. Tomado de: http://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/messages/peace/documents/hf_jp-ii_mes_20011211_xxxv-world-day-for-peace.html

(2) López, Eulogio. (2018, abril 13). No hay paz sin justicia ni justicia sin perdón. Hispanidad: Canal de Youtube. Tomado de:  https://www.youtube.com/watch?v=U5Nqu96IQCI

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