sábado, 12 de noviembre de 2011

Mintió

Mintió.
Tenía que mentir.
Era absolutamente necesario que mintiera.
La mentira se antoja indispensable a veces.
Tan necesaria como la luna llena en una noche romántica.
Así de ilusoria.
Así de blanca.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mentiras blancas?

Arráncale buenas mentiras a la vida, que se tornen en confesiones inconfesables.

De Eusebio Rubalcaba me fascina éste:



Unos tragos contigo

No se me ha hecho beber unos tragos contigo.
Mejor. Quizás mejor.
¿Qué pasaría, si acaso habría de pasar algo?
Me tomaría dos rones, o dos whiskys, o dos vodkas,
o lo que fuera.
Y entonces me sacaría el corazón
y lo pondría al centro de la mesa.
Tú lo observarías detenidamente
y preguntarías: ¿Quién lo ha lastimado así?
Preguntarías eso
con tu vaso de whisky en la mano.
Preguntarías eso
y volverías la vista hacia otro lado.
Le mostrarías al mesero
tu vaso vacío.
Nada hay más importante que eso.
Soy el primero en reconocerlo.

--

Confieso que he bebido
(parodiando a Neruda)

: )

Amida Castro dijo...

Bueno, Eusebio es un maestro...
Saludos. :D