domingo, 21 de enero de 2018

Eres hogar



 
Eres demasiado.
Un cúmulo de “tienes que…”
Un rosario de pesares sin gratitud.
Lamentaciones sin respuesta.
Eres mujer sin cuerpo.
Lo ahogaste entre las culpas
de lo hecho y lo no hecho.
Eres también tigre herido,
que arremete sin ver, ciego de dolor,
y destruye, muerde, lastima,
porque siente que, de otra forma,
si se queda quieto,
será destruido él, será destruida ella.
Ella, tu alma de niña.
A la que nadie le dio consuelo.
La muñeca fea, la que se esconde
en los rincones del mundo,
porque tiene miedo de ser vista,
porque ser vista es ser juzgada: fea.
Pero mi dulce niña, no eres fea.
Y no son arañas ni ratones
ni recogedores ni escobas
quienes te quieren.
Te quiero yo. Te ama Dios.
Y si te dejas guiar sabrás amarte tú.
Sabrás por fin que el dolor se ha ido.
Que ya no tienes por qué temer.
Que es inútil defenderte de este amor,
porque este amor no quiere,
ni busca, lastimarte.
Estás en casa. Eres hogar.
Vientre lleno de vida: mujer amada.

No hay comentarios: