domingo, 2 de agosto de 2015

Enamórame



Enamórame, mi bien.
En amor despierta la vida dormida de tanto soñarte.
En amor susurra tu calma en mi oído
y sumérgete bajo el cansancio que tu ausencia lleva.
En amor levántame al vuelo de mis labios secos de tanto callar.
Enamórame con esa tu mirada clara con que ves el mundo.
Déjame mirarte mirarme en la luna azul de los tiempos que nunca vendrán
para que al mirarte vea yo el reflejo de lo que en ti vive y lo haga real.
Haz en mí el milagro de sentirte mío y déjame amarte como ya te amo:
a los cuatro vientos, con el alma entera y a la luz del sol de entenderte a ciegas.
Enamórame y vive dentro de este cuerpo.
Déjame sentirte no sólo cual dulce melodía ligera,
sino como espada en alas de fuego
cuyo filo agudo de temidos sueños me quiten la vida
sólo para darle más brillo a la calma con que me atormentas.
Déjame estar quieta en tus brazos fuertes y en tu vida eterna.
Sé tú el corcel indomable que me avive siempre.
Sé tú la confianza plena de que soy amada.
Sé tú la esperanza que creí perdida y que hoy encuentro
cada vez que tocas el arpa que mi mano esconde.
Enamórame, mi bien, y deja también que yo te enamore
sin resentimientos, rencores ni súplicas.
Guarda mis palabras en tu abrigo rojo donde son tesoro
donde se transforman en besos lanzados hacia el horizonte
–el rincón oculto de nuestros silencios,
El testigo fiel de sutil entrega,
La sonrisa diaria de nubes y estrellas con que me acompañas.
Enamórame amado, amante y amor.

martes, 14 de julio de 2015

A ratos eres imposible


A ratos eres imposible
más no por tu aparente ausencia
-siempre estás a mi lado-
ni por lo abstracto que me habla de ti. 
Imposible es hallarte en el tiempo que escapa,
y segundo a segundo me refugio en tú búsqueda
y minuto a minuto has quedado detrás, delante,
por debajo o encima…
pero nunca aquí.
Y sonrío, pues buscarte es tenerte también.
Y sin querer te descubro al descubrirme alegre
porque sé que te quiero y me quiero al quererte.
Así que el agua que corre cual reloj en mis venas
me recuerda que lates en el río de mi ser,
y si bien no lo logro y me quedo dormida al soñarte,
todo el día te sueño y mi sueño medito,
y mi día completo es tuyo, y mi vida todita es de ti.

Segundo a segundo me refugio en tu búsqueda,
pues buscarte es vivirte y vivirte es tenerte
y tenerte es el fin y el principio
de esta vida que corre hacia el mar de la nada
pues sé bien que la nada es el todo
donde vive tu nombre, donde encuentro el silencio
que me hace saber que es posible, a ratos,
que me quieras también. 

jueves, 25 de junio de 2015

Abro mis ojos a tu nombre



Abro mis ojos a tu nombre
que pronuncio con tímido temor,
pero sin miedo,
pues nunca creí fuera posible
temer a quien se ama
amar lo que se teme,
y tener la certeza
de estar segura
en unos brazos que jamás sostienen.

Más el misterio del temblor
que me provocas
lo llevo a flor de piel
y me soporta cual columna
y raíz de mi existencia.

De modo que abro mis ojos a tu nombre
y me levanto con ánimos de andar
caminos desiertos de tus besos,
caminos ausentes de tu aliento,
más no de tu presencia
que siempre me acompaña
como el latir en sangre de dos almas
que no son pero existen,
igual que existe la distancia.

Abro mis ojos a tu nombre
y veo el horizonte cual promesa
total e inalcanzable.
Como nubes bañadas
de un sol que se levanta.
Como rayos de adiós y bienvenida
a una nueva obscuridad.
Como colores matizados que se funden
en todos los suspiros emitidos
para llegar por fin al rostro amado
cual brisa suave en alas de oración.

Abro mis ojos a tu nombre
y ciega de ti, recupero la fe perdida
y vuelvo a ver mi vida reflejada
en tu voz, suave aleluya que me lleva
al encuentro de esta infinita
y muy pequeña alegría,
deseosa de crecer en tu existencia y
en el saber que amarte ha de bastar.