domingo, 17 de junio de 2018

Depresión: El secreto que compartimos / Andrew Solomon / TED Talks

El Coloso / Goya
Hay tres cosas que la gente confunde con facilidad: el duelo, la depresión y la tristeza. Y para diferenciarlos hace falta tomar en cuenta cosas como la intensidad y la duración, especialmente la segunda. 

Así, la tristeza es un sentimiento de dolor anímico producido por un suceso desfavorable que suele manifestarse con un estado de ánimo pesimista, la insatisfacción y la tendencia al llanto. Pero este sentimiento no perdura mucho, la persona se recupera relativamente pronto. El duelo se da ante la pérdida de un ser o una entidad amada y/o importante, pero tras algunos meses la vida empieza a recuperar su color. La depresión, por su parte, pude desencadenarse ante una pérdida o un evento catastrófico, pero no se supera con el tiempo. Por regla general se considera que, si la profunda tristeza y sinsentido persiste pasados seis meses, se trata de depresión. “Se suele creer que la depresión es solo tristeza. Es muchísima, demasiada tristeza, muchísimo, demasiado pesar, por un motivo demasiado insignificante”, explica Andrew Solomon, escritor de política, cultura y psicología.

Te compartimos este video en el que Andrew Solomon nos habla de su experiencia ante la depresión. Conocer la vivencia de una persona deprimida o que atraviesa por ansiedad (condiciones que generalmente van de la mano) es importante, pues nos ayuda a intentar acercarnos a lo que la otra persona vive, y quizá comprender el porqué de mucho de su comportamiento. 


Por ejemplo, Solomon nos dice: “Una de las cosas que se olvida cuando se habla de depresión es que uno sabe que lo que te pasa es ridículo. Mientras te está pasando, sabes que es ridículo.” Estar consciente del absurdo lo todo lo que se siente, hunde aún más a la persona en un estado de ansiedad y desesperación, porque no podrá evitar autojuzgarse y tampoco sabrá cómo compartir lo que le sucede pues intuye o sabe que no habrá comprensión de parte de quienes le rodean. La falta de empatía se debe, precisamente, al poco conocimiento de lo que está sucediendo, tanto por parte de la persona que lo sufre como de quienes conviven con ella.








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