“Hoy
la atmósfera es muy pesada. Amenaza lluvia. Con tanta frecuencia nos domina la
trágica sensación del sinsentido de nuestra vida -paciencia, paciencia, y la
sola palabra significa sufrimiento. Resistencia, perseverancia, sacramento del
momento presente, el sacramento del deber. Uno debe seguir reasegurándose a uno
mismo en estás cosas. Y repetir actos de fe. ‘Señor, yo creo, ayúdame Tú en mi
incredulidad.’” Dorothy Day
Leer
esta cita, elegida tiempo atrás, me hace darme cuenta de lo bien que me encuentro
hoy. Hoy no estoy dominada por “la trágica sensación del sinsentido”, eso es
muy bueno. Todo lo demás ahí sigue: el trabajo que siempre es mucho y una
ligera tristeza, que hoy sabe más a melancolía que a dolor. Extraño mi labor
pastoral, pero me hace bien saber que soy capaz de negarme a aceptar migajas ni
tratos indignos. Estar en donde no somos escuchados ni considerados es vivir en
la verdadera pobreza. Y puedo imaginar a Jesús decirme: estoy orgulloso de ti.
Has hecho un buen trabajo en esto de salir a flote. ¿Qué te parece si empezamos
a caminar ya más en forma?
- Pues, mira a tu alrededor: el hogar aún necesita mucha atención, el trabajo de la escuela se acumula, el sueño sigue sin regularse, la alimentación empieza a perder relevancia ante la presión de lo inmediato y las prisas, el cansancio sigue siendo tu abrigo y hay días que pesan y no te permiten mover. Salir a flote no basta. Quiero más para ti.
Mi
Bien, mi Amor, ayuda a mi incredulidad y dale sentido a la labor diaria. Dame
alegría para disfrutar de las sonrisas de mi hija y mis alumnos, y dame la
capacidad de enfocarme para sacar adelante todo el trabajo que es mucho y
pesado. Dime en cada momento del día que estás aquí, en mi vientre, en mi
corazón y en mi alma. Enamórame, conquístame, domina mi sentir con tu
presencia. Y hazme caminar sobre las aguas de mis ánimos, angustias y tristezas,
todo para tu gloria y en tu nombre. Y permite que todo esfuerzo sea oración y
toda oración aligere el esfuerzo. Así sea siempre. Amén.