jueves, 3 de enero de 2019

Aleluya

Photo by Gabriel Lamza on Unsplash

“… Cuando, pues, se oyeron al mismo tiempo y al unísono los que tocaban las trompetas y los cantores, alabando y celebrando a Yavé; cuando alzaron la voz con las trompetas y con los címbalos y otros instrumentos de música para alabar a Yavé diciendo: «Porque es bueno, porque es eterno su amor», en ese momento la Casa se llenó de la nube de la Gloria de Yavé y los sacerdotes no pudieron continuar en su servicio a causa de la nube, porque la Gloria de Yavé llenaba la Casa de Dios.” 2 Cró 5, 13-14

La música es el lenguaje universal, nos dicen. Y creo que tienen razón. Es un lenguaje que toca las fibras más profundas de tu ser. A veces, la música se acompaña de canto, y aunque no lo entendemos, le damos sentido, nos habla de aquello que llevamos dentro.

Les quiero presentar a Leonard Cohen, poeta, novelista y cantautor canadiense. Cohen fue judío. Sobre su apellido el mismo Cohen, comentó: «Me dijeron que era un descendiente de Aarón, el sumo sacerdote». (1)

La mayoría de las oraciones judías no son silenciosas, los sacerdotes recitan o cantan las oraciones. Cohen, en ese sentido, siempre cumplió con su papel de descendiente de Aarón. Muchas de sus canciones tienen tintes religiosos, más sus evocaciones divinas tampoco fueron exclusivamente judías. Se alimentó de espiritualidad, más que de religión. Por eso, nos habla a todos, si sabemos escuchar. Para que Cohen toque tu corazón, necesitas guardar silencio y dejar que las palabras, su voz y la música toque tu alma. Escuchar a Cohen es orar en silencio desde la desnudez de tu alma.

Mi primer impulso fue traducirte fragmentos de tres de sus canciones: If It Be Your Will (Si es tu voluntad), Anthem (Himno), y Hallelujah (Aleluya). Pero encontré versiones con la letra traducida al español (dos de ellas en vivo). Te invito a escuchar y leer su contenido. A sentir esa profunda petición de que guardemos silencio o nos atrevamos a hablar, según sea voluntad de Dios. Porque una vez juzgados ya no hay nada que decir, y aún entonces, llegado el momento y justo después de estar convencido de que Dios lo había abandonado, Jesús pronunció: en tus manos entrego mi Espíritu. La fe que muere y resucita es, sin duda, verdadera fe.

Te invito a vivir ese himno roto, que claramente nos dice que todo tiene grietas, todo, tu alma también, pero es así como entra la luz. Y eso, el milagro de tener fe a pesar de todo, nos lleva a elevar un Aleluya herido y agradecido a la vez, porque ha amado, sin duda imperfectamente, pero ha amado, y en su momento, también vivió el amor. Y quien tiene amor, lo tiene todo. Eso incluye tu vulnerabilidad, enojo, sufrimiento, y también tu dulzura, esfuerzo, entrega y gratitud. 

Gracias Dios mío por la música y lo que en ella expresamos, sentimos y callamos. Toma nuestra garganta y, si es tu voluntad, déjanos cantar tus himnos para aprender a decir te amo.

If It Be Your Will



Anthem



Hallelujah 



(1) Leonard Cohen. (2019, Enero 1). Wikipedia. Tomado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Leonard_Cohen

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