“Decidió, pues, Salomón edificar una casa al nombre de
Yavé y otra para sí.” 2 Cró 1, 18
(Capítulos 2, 3, 4 describen la construcción
majestuosa y suntuosa de la casa. En el capítulo 5, por fin, llevan el Arca de la
Alianza a su morada.)
“Los sacerdotes introdujeron el Arca de la Alianza de
Yavé a su lugar, al Santuario de la Casa, al lugar Santísimo, bajo las alas de
los querubines.” 2 Cró 5, 7
“En el Arca había solamente las dos tablas que Moisés
puso en ella, en el Horeb, cuando Yavé hizo alianza con los hijos de Israel a
su salida de Egipto.” 2 Cró 5, 10
La descripción de lo que sería la “casa de Yavé” y que
Salomón construiría es, sin lugar a duda, suntuosa y majestuosa. Y, sin
embargo, lo que albergaba era un Arca, que a su vez contenía unas tablas, las
cuales representaban una alianza.
Ahora, ¿en dónde reside Yavé, el Ser, Dios: En “la Casa”,
en el “Arca”, en las “Tablas”, o en la “Alianza”?
Esta pregunta es de suma importancia porque su
respuesta será el “lugar” donde pondrás tus esfuerzos.
Si crees que reside en la casa, construirás un enorme
templo, trabajarás para adquirir logros en cantidades grandes. Serás
constructor de proyectos. Estarás pendiente de números, materiales, recursos.
En fin, todo se medirá a partir de un orden y un plan, y buscarás la obediencia
para que ese orden y plan se siga. Y todo eso es bueno, porque: ¿De qué otra
manera pueden llevarse a cabo los grandes proyectos?
Si consideras que Dios está en el Arca, te empeñarás
en darle sentido a aquello que lo contiene. Realizarás y crearás símbolos que
lo puedan evocar y representar, que nos lleven a pensar en él. Procurarás que
esos “contenedores” sean bellos y significativos. Crearás formas que no
necesariamente tiene que ser objetivas, pueden ser subjetivas, tal y como una
imagen puede representar más de lo que es. Así, un Arca no es un Arca, es la
morada de Dios. Así, un canto, una pintura, una imagen, un altar, un conjunto
de veladoras, un rosario, una cruz que llevas colgada en el cuello, un sticker
que pegas en el auto, un conjunto de ritos, de formas, de vestimentas, todo eso
representa tu fe en Dios y, por lo tanto, te evoca su recuerdo y tiene la
capacidad de llevarte a contemplarlo.
Si, por otro lado, piensas que Dios está en las
tablas, tenderás a buscar a Dios en la ley, en la interpretación de su palabra,
en la narración de sus historias, en la literatura de su inspiración. Buscarás
la claridad y certeza de la comprensión literaria y el escrutinio intelectual.
Harás relaciones, buscarás sentidos, analizarás tiempos y lugares. Buscarás
significados en las palabras y sus raíces.
¿Qué hay de la alianza? ¿Podemos decir que es un
lugar? ¿Podemos decir que es ahí donde radica Dios?
Creo en un solo Dios… Uno. Y creo que el Dios único vive
en la Alianza. Por eso, creo también, que en realidad no importa si tus empeños
están en la casa, en el arca o en la ley, sino que tengas claridad de que sin
esa alianza la casa no es más que un edificio, un proyecto, una buena
intención; el arca no es más que una imagen vacía, un contenedor sin sentido; y
la ley no es más que un cúmulo de conocimiento sin fin, y no lo digo porque
tenga la cualidad de infinito -que lo tiene- sino porque no te llevará a ningún
lado: sin fin.
Dios radica en la alianza. Y una alianza es un pacto,
un intercambio, una relación de tú y yo. ¿Sabías que los anillos de matrimonio,
esos que intercambian los novios en la boda, también reciben el nombre de
alianza? Yo no sabía, recién lo acabo de descubrir.
¿Y en qué consiste la alianza, el pacto? Se trata de una
alianza de amor. No es una alianza de amor filial o de hermandad, ni una
alianza de amor erótico o de pareja, sino de amor ágape, de caridad, o como lo
llama Femi Ogunjinmi, consejero matrimonial, Amor Verdadero.
A este consejero matrimonial, Femi Ogunjinmi, lo
conocí en una plática de TEDx que se puede ver en Youtube. No intentaré
contarte todo lo que dijo, iré al grano. En su plática: ¿Cómo saber si alguien
realmente te ama? (“How to tell if someone really loves you”), Femi Ogunjinmi
asegura que el Amor Verdadero, sin importar que sea amor filial o erótico
(claro que al ser consejero matrimonial se enfoca, sobre todo, en el amor
erótico) no se puede hablar de Amor Verdadero sin una característica
fundamental: el sacrificio. (1)
Quien te ama, será capaz de poner tus necesidades por
delante, será capaz de sacrificarse por ti.
Otro autor y consejero matrimonial es Gary Chapman, quien
a su vez es más específico en lo que esto implica. Chapman nos dice que muchas
veces los seres humanos requerimos ser amados según sabemos amar. Es decir,
dado que es una relación, es fundamental que nos comuniquemos. Pero la
comunicación no son sólo palabras. El amor, nos asegura, tiene 5 diferentes
lenguajes y cada uno de nosotros damos amor y entendemos el amor con el
lenguaje particular que tenemos. (2)
Bien, pues a veces no es falta de amor lo que existe,
es que fallamos ya sea en reconocer cuál es el lenguaje de amor del otro. Es
decir, fallamos en hacer sentir al otro que es amado porque no cubrimos la
necesidad que tiene de ser amado de tal o cual manera. En otro momento y en
otro texto me daré el tiempo de explicarlo más a detalle. Lo que necesito
decirte hoy es que, si amas, aprende a darle amor al otro a partir de sus
necesidades, no las tuyas. Pero también aprende a decirle a los demás cuáles
son tus necesidades, para que tengan la oportunidad de darte el amor que
requieres como lo requieres, porque ese es tu lenguaje, y si no lo recibes de
esa forma, no importará cuántas veces de digan que te ama, no te sentirás
amado.
“Porque tanto amó Dios
al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree no se
pierda, sino que tenga vida eterna". Juan 3, 16
Así es el Amor
Verdadero: se sacrifica. Con humildad aprende a reconocer las diferentes
maneras que tenemos de amar y empieza a ver el amor incluso ahí donde no parece
estar, porque logra ver el “sacrificio” que el otro hace. Y se sacrifica a su
vez. Para no perderse, cree en el amor, en la buena voluntad del otro, y aprende
a comunicarse más y mejor con esa persona amada. Eso significará sacrificar en
ocasiones su forma de amar, su lenguaje de amor, y amar al otro como el otro lo
necesita.
Los cinco lenguajes del amor son: tiempo de calidad, regalos, palabras, actos de servicio y contacto
físico.
Podría ser que a ti no
te gusten los abrazos, pero si la persona amada necesita un abrazo para sentirse
amada, dáselo. Una flor no es prueba de amor, pero si la persona amada se
siente amada al recibir una flor, dásela. Decirle a alguien que lo amas, que es
valioso, que estas orgulloso/a de ella o de él no te parece necesario porque él
o ella “ya sabe que lo/a amo”, haz un esfuerzo y díselo. Si aquella persona que
amas te habla y quiere que le escuches, deja el celular a un lado y dale ese
tiempo de calidad que necesita. Ya sé que
quizá no te gusta hacerlo porque nunca va al punto y te desespera tantas palabras para decir algo simple y sencillo, pero sacrifícate y escucha
con atención e interés. Si la persona que amas trabaja y trabaja para tenerte
todo en orden, ayúdale y trabaja a su lado también, porque esa persona
considera que los actos de amor son de servicio, y así como sirve, se
emocionará de saber que tú también estás dispuesto a servirle.
Así que, quieres saber
si alguien te ama de verdad, observa qué tan dispuesto está de sacrificarse por
ti, de darte lo que expresas que necesitas. Pero deberás decírselo. Por otro
lado, si quieres amar de verdad a alguien, tendrás que hacer lo mismo: observarle
y preguntarle qué necesita, cómo se siente cuando haces tal o cual cosa. Para
que puedas tú también sacrificarte por esa persona.
Dios comprende nuestros sacrificios, los que a veces
no comprendemos la necesidad del verdadero sacrificio somos nosotros. A veces,
estamos tan involucrados en nuestros proyectos, en nuestros ritos y
simbologías, en nuestras interpretaciones de leyes, en nuestro mundo y
necesidades, que olvidamos la Alianza, y lo que es más triste aún, olvidamos
que se trata de una alianza de amor, y que Dios, ha sido muy claro al enviar a
su hijo Jesús: el Amor Verdadero debe tener un impacto en el prójimo, se hace a
partir del prójimo y bajo las necesidades del prójimo.
Jesús no dijo: Amar a Dios es construir templos, crear
ritos o seguir leyes. Nos dijo: “En verdad les digo que, cuando lo hicieron con
alguno de los más pequeños de mis hermanos, me lo hicieron a mí.” (Mt 25, 40)
Trabajar por el Reino es cumplir la alianza, realizar
el sacrificio. El buen samaritano levantó al hombre, lo llevó a un lugar
seguro, y pagó el precio de su cuidado. Hay que hacer el trabajo y pagar el
precio, las dos cosas. No pasó, lo vio y le dijo: mira, aquí tienes este
dinerito para que te ayudes. Eso, eso habría sido lástima, no ayuda, no
sacrificio. Y la lástima no es verdadera caridad, verdadero amor, y hiere, lastima.
Así que amar a tu esposa, a tus hijos, a tu familia, a tus compañeros e incluso a aquellos que consideras tus enemigos o te son indiferentes, y
amarte a ti mismo con Amor Verdadero implica que tendrás que emplear la voluntad y el
sacrificio. Implica no sólo dar lo que deseas tú, consideras tú correcto o necesario, o lo que tú quieres darles,
sino aprender a conocerlos y darles lo que ellos necesitan.
No sé si logré decírtelo ni sé si lograste leerlo. Pero para ser clara: Te
necesito. Te necesito con toda mi alma. Yo y muchas otras personas necesitamos
tu voluntad y tu sacrificio. Y me atrevo a asegurar que tú también necesitas mi
voluntad y sacrificio. Por eso, te pido que nos tengamos voluntad y aprendamos
a sacrificarnos juntos. Te lo pido en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que vive
y es paz.
Y te lo pido también porque el hecho de que te
necesite y haya yo sido capaz de explicarte todo esto, no significa que lo
domino. Necesito práctica y sin ti no podré lograrlo. Necesito que me invites,
necesito saber que me quieres lo suficiente como para sacrificarte también -yo creo que me he sacrificado mucho más que suficiente y estoy segura de que tienes
la misma impresión de ti.
La ansiedad es altísima cuando estoy cerca de ti, porque… la falta de voluntad y sacrificio que he percibido en ti -probablemente porque hemos hablado lenguajes diferentes de amor- me hacen creer que no te importo, que nunca te importé. Y con saber que no es así no voy a cambiar la reacción de ansiedad que me genera estar en tu presencia. Necesito ayuda y práctica para estar en tu presencia. Pero si te escudas en un "el problema eres tú", pues... Lavarte las manos y decir: tú no necesitas invitación, tú no necesitas que me acerque, tú tienes que ser quien se recupere y vuelva a nuestra sociedad... No va a suceder. ¿Por qué? No hay voluntad de sacrificio y al final, la sacrificada seré yo. Se me culpará, señalará y se afirmará que todo se reduce a una enfermedad que yo tengo, en lugar de una trastorno con el que lucho. Se me tendrá lástima y pobreteará, pero nadie buscará cubrir las necesidades que tengo. Y ese no es un trato digno.
Esto que te describo en primera persona es mucho de lo que el alumno problemático tiene, el niño introvertido que no tiene amigos, o el viejito enojón que le grita a todos. Tu hijo, el vecino, la comadre, tu esposa, hablo por muchos. Esa primera persona puedes incluso ser tú. Aceptar que necesitamos a los demás no es debilidad, se requiere mucho, muchísimo esfuerzo y valor porque muy bien podría ser que nos rechacen y que tengamos que intentarlo mucho más que una vez.
¿Te imaginas lo que implica ser Dios y reducirte a una condición humana sólo para demostrarle a tus hijos amados que los amas? No sacrifiques a esos los "más pequeños", latosos, inconformes, payasos, tristes, deprimidos, ansiosos, difíciles, enojones como yo. Date cuenta de que es Jesús quien te lo pide: Ayúdame. Dame lo que necesito y dime qué necesitas tú. Crea estrategias conmigo, no te limites a alejarte sólo porque no sabes qué hacer. Infórmate. Por lo que más quieras, infórmate y acercate para que podamos encontrar soluciones juntos.
La ansiedad es altísima cuando estoy cerca de ti, porque… la falta de voluntad y sacrificio que he percibido en ti -probablemente porque hemos hablado lenguajes diferentes de amor- me hacen creer que no te importo, que nunca te importé. Y con saber que no es así no voy a cambiar la reacción de ansiedad que me genera estar en tu presencia. Necesito ayuda y práctica para estar en tu presencia. Pero si te escudas en un "el problema eres tú", pues... Lavarte las manos y decir: tú no necesitas invitación, tú no necesitas que me acerque, tú tienes que ser quien se recupere y vuelva a nuestra sociedad... No va a suceder. ¿Por qué? No hay voluntad de sacrificio y al final, la sacrificada seré yo. Se me culpará, señalará y se afirmará que todo se reduce a una enfermedad que yo tengo, en lugar de una trastorno con el que lucho. Se me tendrá lástima y pobreteará, pero nadie buscará cubrir las necesidades que tengo. Y ese no es un trato digno.
Esto que te describo en primera persona es mucho de lo que el alumno problemático tiene, el niño introvertido que no tiene amigos, o el viejito enojón que le grita a todos. Tu hijo, el vecino, la comadre, tu esposa, hablo por muchos. Esa primera persona puedes incluso ser tú. Aceptar que necesitamos a los demás no es debilidad, se requiere mucho, muchísimo esfuerzo y valor porque muy bien podría ser que nos rechacen y que tengamos que intentarlo mucho más que una vez.
¿Te imaginas lo que implica ser Dios y reducirte a una condición humana sólo para demostrarle a tus hijos amados que los amas? No sacrifiques a esos los "más pequeños", latosos, inconformes, payasos, tristes, deprimidos, ansiosos, difíciles, enojones como yo. Date cuenta de que es Jesús quien te lo pide: Ayúdame. Dame lo que necesito y dime qué necesitas tú. Crea estrategias conmigo, no te limites a alejarte sólo porque no sabes qué hacer. Infórmate. Por lo que más quieras, infórmate y acercate para que podamos encontrar soluciones juntos.
Bueno, ya sólo me queda decir: ¡Feliz Año Nuevo!
Les deseo intenciones buenas, bellas y verdaderas, y acciones que las hagan realidad. Les deseo voluntad y la capacidad del sacrificio. Y Que la paz de Jesús los acompañe a donde sea que vayan, que el amor del Padre los abrace y la Sabiduría del Espíritu los bendiga. Con todo cariño.
Les comparto la bendición de Números
6, 24 a 26 con la que tuve la fortuna de ser bendecida ayer por mi querido tío
el Padre Plácido Castro, quien además durante la misa nos animó a bendecir a
todos con esta intención y acción siempre de por medio:
“¡Yavé te bendiga y te guarde!
¡Yavé haga resplandecer su rostro sobre ti y te mire
con buenos ojos!
¡Yavé vuelva hacia ti su rostro y te dé la paz!”
Gracias Jesús, Dios Padre-Madre, y Espíritu de Amor
Verdadero. Te amo.
(1) Ogunjinmi, Femi. (2018, Nov. 29). How to tell if someone really loves you. Youtube. Tomado de: https://www.youtube.com/watch?v=44J3FGYKltI&t=2s
(2) Los cinco lenguajes del amor por Gary Chapman,
resumen animado. (2016, Mayo 26). Libros Animados. Youtube. Tomado de: https://www.youtube.com/watch?v=-4iQe6KOJ3U&t=240s
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