“Durante la noche se apareció Yavé a Salomón y le
dijo: «Pide lo que quieras que te dé», y Salomón respondió a Yavé: «Tú hiciste
con David, mi padre, gran misericordia, y a mí me has hecho reinar en su lugar.
Ahora, pues, ¡oh Yavé!, se cumple tu promesa a David, mi padre, ya que me has
hecho rey de un pueblo numeroso como el polvo de la tierra. Dame, pues, la
sabiduría y el entendimiento para que pueda conducir a este pueblo, porque
¿quién podrá gobernar a este gran pueblo?»” 2 Cró 1, 7 a 10
Según Wikipedia la sabiduría “es un carácter que se
desarrolla con la aplicación de la inteligencia en la experiencia propia,
obteniendo conclusiones que nos dan un mayor entendimiento, que a su vez nos
capacitan para reflexionar, sacando conclusiones que nos dan discernimiento de
la verdad, lo bueno y lo malo.”
También asegura que “la sabiduría y la moral se
interrelacionan dando como resultado un individuo que actúa con buen juicio.
Algunas veces se toma a la sabiduría como una forma especialmente bien
desarrollada de sentido común.”
Un aspecto importante de esta definición es “la
aplicación de la inteligencia en la experiencia propia”. Los seres humanos
sabios llegan a serlo por la habilidad que desarrollan de usar su inteligencia
para la comprensión de su experiencia. En otras palabras, tiene que ver con lo
que se llama en inglés “self-awareness” o tener consciencia de uno mismo.
Esto es, por supuesto, algo increíblemente bueno, pero
también puede ser una trampa enorme. Yo lo comprendí a partir de una plática de
TED titulada: Aumenta la consciencia de ti mismo, con una simplemejora (“Increase your self awareness with one simple fix”). Y supongo que
tendré que buscarme el tiempo para tratar de traducir esta plática (esperemos
que ya alguien se haya puesto manos a la obra), porque realmente vale la pena
que la vean. (1)
Tasha Eurich, psicóloga organizacional, es quien
elaboró esta conferencia la cual inicia con una afirmación que causó risas,
pero que yo me tomo en serio porque… estoy muy consciente de lo que me pasa.
Ella dice:
“Alguna vez Tennessee Williams dijo: “Llega el momento
en que al verte al espejo te das cuenta de lo que ves es todo lo que llegarás a
ser, y entonces, lo aceptas o te matas.” Después de que el auditorio soltó una
pequeña risa, Tascha Eurich nos dio otra salida, que es en realidad la que la
mayoría toma: “O dejas de verte en espejos.”
Bueno, es verdad: tomar consciencia de uno mismo es,
sin duda, una fuente de sabiduría. ¿Conoces personas que son muy buenos para
ayudar, comprender e incluso dar consejo a otros, pero no parecen lograr todo
eso consigo mismos? ¿Gente malhumorada o abiertamente enojona que es muy buena
y entregada, o personas que parecen estar inmersos en una depresión, tristeza, o
melancolía constante pero que tienen una gran habilidad para ayudar a otros a
salir de sus tristezas y angustias? Bueno, pues estas personas son sabias, pero
no necesariamente felices. Y las investigaciones que Tasha Eurich y su equipo, han
realizado nos explican por qué y, mejor todavía, nos dicen qué hacer al
respecto.
No voy a intentar explicarte la investigación y el procedimiento
con el que lo llevaron a cabo. Lo que sí voy a hacer es hablarte de las conclusiones
del estudio. El primer descubrimiento es que, en general el 95% de las personas
cree tener consciencia de sí mismo, pero los datos indican que en realidad sólo
entre el 10% y el 15% de las personas son realmente conscientes de sí. La
mayoría de nosotros estamos ciegos.
Ahora, resulta que, de ese pequeño porcentaje de
personas conscientes de sí, eran aún menos las personas que era verdaderamente
felices y se sentían realizadas. La mayoría de las personas con una alta
consciencia de sí mismos eran, en realidad, personas con un alto nivel de estrés
y depresión. Eso sorprendió mucho a los investigadores porque la creencia es
que tener consciencia de uno mismo es una condición completamente necesaria para
tener una vida plena. De hecho, mi experiencia indica que todo proceso terapéutico
que se respete, busca precisamente eso: la consciencia de uno mismo.
Ahora, lo relevante es que dentro de ese grupo de
personas con altos niveles de consciencia de sí mismos, había un grupo -pequeño-
de personas que sí vivían una vida plena y era realmente muy felices. Así que
la siguiente pregunta era: ¿Cuál es la diferencia entre las personas con alto
nivel de consciencia de sí mismos desdichadas y las que vivían plenas?
Y lo descubrieron. Entre el grupo de personas que
estudiaron y que tenían un alto nivel de consciencia de sí mismos, había un
grupo muy pequeño al que, cariñosamente le llamaron, los “unicornios de la
auto-consciencia”.
A manera de paréntesis, los unicornios son símbolos
hermosos. Hay viejas tradiciones cristianas que, según leí, consideran a Jesús el
“unicornio espiritual” que encarna mansamente en el seno de una Virgen pura y
que las fuentes donde se bañaban adquirían las capacidades curativas del agua
de la vida. (2)
Bien, pues estos unicornios de alta consciencia de sí
mismos y dichosos hacían algo diferente a sus demás compañeros no tan dichosos:
Su introspección los llevaba más a preguntarse “¿qué?” en lugar de quedarse en
el “¿por qué?”
Es decir, sí se preguntaban cosas como: “¿Por qué me pasa
esto?” Pero después se preguntaban cosas como: “¿Y ahora qué hago?”
Tasha Eurich nos asegura que la consciencia de uno
mismo es, definitivamente, una cualidad deseable e indispensable para una vida
plena, pero tal y como su investigación lo demuestra: Si has de investigar por
qué sucede algo, que sea para encontrar qué es lo que tienes que hacer al
respecto, y te des a la tarea de hacerlo.
También implica tenerte mucha compasión, porque la
realidad es que, al vernos al espejo, mucho de lo que vamos a ver no nos va a
gustar, y si te pones a escarbarle y tomas consciencia -y es muy importante que
lo hagas, porque sin consciencia puede que logres ser “feliz” pero no
necesariamente pleno- quizá descubras que es muy difícil cambiarlo o
simplemente no se puede cambiar. Entonces la salida más usada es, tapar el
espejo, pero es la que a la larga te hace más daño y lastima a los demás. La
menos transitada es la toma de consciencia, pero cuando te enfrentas a una
realidad aplastante, vivir con esa consciencia es una tortura, y la última, la que
se puede convertir en el agua de la vida, implica aceptar esa “cruz”, esa “realidad
aplastante”, esa “condición” y hacer algo con ella. Así que busca tus “¿qué?”
¿Qué hago con esto? ¿Qué puedo sacar de esto? ¿Qué quiero
obtener de esto? ¿Qué puedo hacer por otros a partir de esto? ¿Qué puedo hacer
por mí misma? ¿Qué herramientas tengo? ¿Qué acciones, actitudes, actividades me
dan vida y alegría? ¿Qué personas quiero tener cerca? ¿Qué actitudes de otros
me ayudan? ¿Qué actitudes me aplastan o lastiman? ¿Qué vale la pena conservar y
qué es mejor eliminar?
En fin, preguntémonos: ¿Qué?
Jesús, mi adorado Unicornio Espiritual, concédeme la serenidad
para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas
que puedo, y la sabiduría para reconocer la diferencia.
Esta oración hoy tiene mucho más sentido.
Gracias mi dulce Bien. Mil gracias. Y gracias también
a Tasha Eurich y su equipo de investigación que por no conformarse con el
porqué de los resultados y buscar también; ¿qué es lo que arroja esos
resultados? Su investigación es un ejemplo perfecto de lo que implica tomar
consciencia -saber el “porqué” de algo- y encontrar el ¿qué puede hacerse al
respecto?
Y gracias por la ciencia, fuente en la que el
Unicornio Espiritual de nuestro ser puede bañarse para obtener agua de vida.
Te amo.
(1) Eurich, Tasha. (2017, Noviembre). TED, Ideas Worth Spreading. Taken from: https://www.ted.com/talks/tasha_eurich_increase_your_self_awareness_with_one_simple_fix/transcript
(2) El Unicornio, Símbolo y Significado. (2018, Diciembre 30). Los Símbolos y sus Significados. Tomado de: https://simbolosysignificados.blogspot.com/2014/12/unicornio.html?showComment=1546182185145#c1988530993803825033